Por José
Corniel.-
El almuerzo
escolar.-
Las cosas que
suceden en este país son, a veces, de
película. O sea, con una imaginación que sorprende a los espectadores.
El Ministerio de Educación desde sus inicios
ha dejado que muchos centros educativos elaboren los alimentos que consumen sus
estudiantes. Hay escuelas que lo han realizado por más de 30 años de manera
ininterrumpida y sin contratiempo, beneficiando hasta personas de la comunidad
por la cantidad y la calidad de los mismos.
Cuando se inició
el Programa Nacional de Edificaciones Escolares (PNEE) se anunció con bombos y
platillos los comedores y cocinas que
tendrían integrados los centros
educativos que se construirían, e incluso,
se anunció la licitación de las cocinas industriales para los mismos. En
efecto, ha sido así. Los nuevos centros construidos han sido dotados de
modernos comedores y cocinas y los centros tradicionales, en su mayoría,
también han sido equipados para la jornada escolar extendida. A los directores
donde funcionarían las Jornadas Extendidas se les explicó el costo por día y
por estudiante del almuerzo escolar, lo
que daba a entender que todo funcionaría a las mil maravillas.
Pero, Dónde está
la película que nos vendieron en el anuncio?. Sencillo, lo sucedido es que después de todas estas expectativas creadas e
inversión realizada, surgen las figuras de los llamados “SUPLIDORES”, dejando
las cocinas cerradas y las estufas industriales en sus fundas. Estos suplidores
nacieron de la noche a la mañana, de manera sorpresiva y hasta un tanto
sospechoso.
En un país donde
los controles sanitarios y de salud son tan débiles y vulnerables, constituye
un grave error poner en manos de empresas nacientes la elaboración del almuerzo
escolar y, máxime, tratándose del sector que va a utilizar ese servicio, que
son niños de diferentes edades. En efecto, las quejas que han surgido por
doquier, giran en torno a la calidad, la
higiene, la cantidad, la variedad, la actitud y la coordinación. No es posible que el Director,
Directora o la Junta del Centro educativo desconozcan la selección
del suplidor del que provienen los alimentos, porque se supone que son el
gobierno escolar, según lo estipula la Ley General de Educación 66-97.
Es un hecho que
un empresario metido en el negocio de Suplidor del Almuerzo
Escolar debe ganar, y esta ganancia va en detrimento de la calidad del
servicio a los centros educativos.
Como resultado
de esta nueva modalidad, por la que, indudablemente, se benefician algunas
personas, se han presentado situaciones en los centros educativos muy
lastimosas. Llegada tarde del almuerzo,
las carnes han llegado podridas y el arroz en condiciones no propias
para el consumo humano; niños que han tenido que ser despachados antes de
terminar la jornada porque no han comido
lo servido por los suplidores. Los niños
de preescolar fajados con plátanos secos y duros, niños llevados de emergencia a hospitales
después de comer el almuerzo, entre otras tantas.
La otra pregunta
que cabe es: Dónde diablos estaban estos suplidores antes del 4%? Ah, pero es
que ahora hay dinero y entonces hay que hacer negocio, sin importar el riesgo
que puedan correr los niños y niñas en las escuelas.
El sentir
generalizado de los padres de los estudiantes es que estos alimentos sean
elaborados en el mismo centro educativo, bajo la observación y vigilancia de
toda la comunidad educativa. No es cierto que se tengan que descuidar algunas
áreas o tareas propias de una escuela, esa es la excusa para justificar el
negocio redondo de un grupito que ha encontrado la nueva ventana para hacerse
ricos a como dé lugar y a costilla de la administración pública.
Cuando la politiquería se apodera del sistema educativo (2 de 5).
Reviewed by Leo Corniel
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11:15
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