Por Wilson Gómez
Ramírez
A nadie le debe
extrañar que alguien que haya visto en su vida los primeros destellos de luz en
la zona costera de Barahona pueda en el tiempo convertirse en un ser humano
sensible al cultivo del quehacer literario.
Lanzar miradas
que resbalan entre el intenso verdor de montañas que se saben recostar de
arroyuelos de cristalinas aguas, que empujan sus sombras hasta llevarlas a
besar las aguas de un proceloso mar que nos lega impresionantes tonalidades,
desde el frescor del azul claro hasta la serenidad de azul marino, no puede
deparar sino a un literato de singular autenticidad y profusión como José de Rosamantes.
Profesional de
la filosofía y las letras, estudioso apasionado de la lingüística y de la
pedagogía, agota las horas de cada día en el urgente esfuerzo por mantener
eternamente vivos el quehacer literario y la acción cultural.
Rosamantes es un
conquistador de premiaciones en concursos literarios locales, provinciales y
nacionales, los galardones que se han otorgado provienen de acreditadas
instituciones como resulta la entidad cultural Athene, Ministerio de Educación,
Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), su Alma Mater, la Asociación
Dominicana de Profesores (ADP), Enriquillo de Oro, entre otras.
Son muchos los
tributos y reconocimientos, pero más son sus merecimientos, los cuales siempre
han estado cortejados por su proverbial humidad, cualidad propia de los hombres
y mujeres que, sin saberlo, se elevan con elegancia en la vida hasta tocar la
cima del estrellato.
José de
Rosamantes cultiva con esmero varios géneros de la literatura, se detiene en la
poesía y escondido en el centro de su musa le dispara a la noche, desde la
oscuridad:
La noche con su
espesura
hizo nido en sus
cabellos
lacrándole una
negrura
de inusitados
destellos
Desde su cara,
unos bellos
ojos de eterno
mirar
envuelven todo
el entorno,
Y en un lúbrico
incitar
que casi raya en
lo porno,
decido volverla
a amar.
Una decena de
publicaciones recogen una parte del aporte de este excepcional dominicano que
abona al sano orgullo del buen barahonero, estas oscilan entre Rapsodia en
espiral hasta Barahona en la letras nacionales.
José de
Rosamantes, cuyo nombre de pila es José Roberto Fernández Ramírez, nació en La
Ciénaga, ladera oriental de la Sierra de Bahoruco, Barahona, y es un auténtico
cultor de las letras barahoneras.
Fuente: Armario
Libre
Rosamantes: un auténtico cultor de las letras barahoneras
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