A 42 años de su muerte Caamaño y sus compañeros Viven
Al cumplirse 42
años del asesinato del Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó y de la mayoría
de los guerrilleros que llegaron por playa Caracoles, que combatieron junto a
él por la libertad de la República Dominicana.
Caamaño
comandante de la guerra civil de abril del año 1965, convertida en guerra
patria tras la invasión norteamericana del 28 de abril del mismo año, había
sido extrañado del país a Londres, como agregado militar, pero se fue a la
clandestinidad para seguir la lucha.
Se volvió a
saber de Caamaño en La
Habana Cuba, con la seguridad de muchos de sus compañeros y
la inseguridad de la mayoría del pueblo dominicano.
Algunos de esos
compañeros, tal vez la mayoría se rajaron, sólo su avanzada del grupo Amaury,
Los Palmeros o 12 de enero, vinieron a preparar las condiciones para la llegada
del líder de abril, pero también los enemigos los distanciaron.
Otros desde
aquí, corrieron al llegar el momento de la verdad, se escondieron, dijeron que
Caamaño no había llegado, lo que mantenían después de su muerte, factor que
incidió en el pueblo para evitar su movilización.
Al cumplirse el
42 aniversario de su asesinato y acercarse el 50 aniversario de la guerra de
abril de 1965, los verdaderos dominicanos, los hijos de Duarte, Luperón y
Caamaño, tenemos que seguir firmes en la defensa de sus ideales y de nuestra
querida República Dominicana.
Por eso los
excombatientes de la guerra de abril convocaron a una misa con el padre Marcos,
en la Catedral
Nuestra Señora del Rosario de Barahona, llenándose la capilla
habilitada para tales fines.
El sermón
religioso y patriótico del padre Marcos y las Palabras del combatiente Niño
Guzmán, dejaron a los asistentes el corazón henchido de emoción y más a Berto
Batista Cobatiente de la guerrilla de Manolo, Teseo Ramírez, combatiente del 14
de Junio y de mil batallas, Peluñé, Alberto, Domingo Vietnan, Camalindo,La Chata, Praede, Yobai, Chongo, y otros
lihados a la lucha.
Los hombres y
las mujeres presentes en la misa, quieren dejar constancia de que para todos a
42 años de su asesinato, Caamaño y sus compañeros viven
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