FAO alerta de los efectos de pesticidas en menores que trabajan en el campo
Roma.- La Organización de la ONU para la
Alimentación y la Agricultura (FAO) alertó ayer de los efectos nocivos que
pueden tener los pesticidas en los casi cien millones de menores que se estima
que trabajan en la agricultura en el mundo.
La responsable
de la FAO Jacqueline Demeranville explicó a Efe que, aunque el trabajo infantil
ha disminuido de manera significativa en los últimos años, la agricultura sigue
siendo el sector que todavía tiene la mayor parte de trabajadores infantiles
(en torno al 60 %), además de ser uno de los más peligrosos.
Esa agencia y la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) acaban de publicar una guía
didáctica, desarrollada inicialmente en Mali, para que las comunidades rurales
reduzcan la exposición a los pesticidas tóxicos de los menores en el campo, que
constituyen un grupo más vulnerable a estos productos.
Muchos niños se
exponen a los plaguicidas mientras trabajan en agricultura o manejan esos
productos, pero también lo pueden hacer digiriendo comida, bebiendo agua o
tocando las ropas que han estado en contacto con esas sustancias.
Demeranville
afirmó que algunos países recogen los incidentes causados por el veneno de los
pesticidas, pero no los efectos a largo plazo, que en un niño pueden aparecer
ya en su edad adulta.
No se trata solo
de síntomas como los dolores de cabeza, la irritación de ojos, vómitos o
sangrados de nariz, sino que las consecuencias pueden llegar a ser trastornos
reproductivos y respiratorios, cáncer o cirrosis, entre otros casos citados por
la guía.
La responsable
de la FAO consideró que “la exposición a los pesticidas puede marcar la
diferencia” en los menores que tienen entre 14 y 15 años, que ya pueden
involucrarse en las tareas agrícolas si han acabado la educación básica en ciertos
países y que pueden ver afectado su desarrollo por este tipo de químicos.
Según datos de
la OIT, en 2012 unos 168 millones de niños de entre 5 y 17 años trabajaban en
el mundo, lo que supone el 10,6 % del total frente al 13,6 % registrado en
2008.
Por regiones, el
mayor número de trabajadores infantiles se localizaba entonces en Asia y el
Pacífico, con unos 77,7 millones de niños (el 9,3 %), mientras que el mayor
porcentaje correspondía al África Subsahariana, con el 21,4 % (59 millones).
En el caso concreto
del trabajo infantil en la agricultura intervienen factores como la pobreza, la
falta de acceso a la educación, la alta demanda de mano de obra en determinadas
épocas del año o la escasa conciencia de los riesgos que conllevan ciertas
actividades, dijo Demeranville.
Ante esa
situación, la experta llamó a la colaboración entre los socios e integrantes de
las comunidades, a la mejora de la educación en las zonas rurales y a la
promoción de alternativas para las familias que se ven en la necesidad de
emplear a sus hijos “por dinero o porque hay mucho trabajo para hacer”, por lo
que instó a apoyarlas con tecnología de fácil acceso.
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