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Huérfana de letras

Santo Domingo.- Tristeza sintió que este hombre no pudiera cambiar su chequecito. “Hágame el favor señorita, le dijo, ayúdeme, firme por mi”. Ella no quiso. Ocurrió en Yamasá. En la fila del banco.

María Altagracia evitó cometer un delito, pero quedó presa de culpabilidad. Actuó correctamente, culpable de impiedad.

Desde ese mismo momento, María Altagracia de la Cruz decidió convertirse en alfabetizadora de Quisqueya aprende Contigo.

Salió a buscarlos. A ellos, ellas, los más difíciles, como aquel. Pero también muy agradecidos, como se verá en la historia que hoy vamos a contar.

Linda historia de una joven que se hizo alfabetizadora voluntaria por puro amor a los demás.

Voluntarios de la epopeya que liberará a nuestro pueblo del analfabetismo, muchas veces condenados a la gloria de ser nombrados “héroes anónimos” de un hermoso proceso.

Decimos su nombre y contamos su historia para que a nuestros héroes cotidianos, que son tantos y tantos, hombres y mujeres del pueblo, se les conozca por nombre y apellido, María Altagracia de la Cruz, alfabetizadora de Yamasá, Monte Plata.

Bajo un árbol de su pueblo los fue alfabetizando uno por uno.

Como si purgar pecado fuese su contrición, fuese castigo y no redención.

Una de las alfabetizadas, María del Carmen Ortega, rememora su antigua condición: Yo era huérfana de letras.

La Revolución Educativa construye Patria y libera a nuestro pueblo del analfabetismo.

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