Pedro Martínez destaca la dignidad para tener éxito en la vida
Nueva York.- A
punto de terminar su discurso y ante miles de compatriotas que llegaron para
vitorearlo, Pedro Martínez rompió el protocolo en su ceremonia de exaltación al
Salón de la Fama del béisbol.
Acostumbrado a
hacerlo todo a su manera, el ex pitcher llamó al podio a Juan Marichal, el
primer y único otro dominicano en ingresar a Cooperstown, y quien estaba
sentado entre los otros miembros de la exclusiva fraternidad. Martínez sacó una
bandera de la República Dominicana y ambos la desplegaron en la tarima,
mientras una multitud bailaba y festejaba al ritmo de güiros y tambores.
Martínez no
entró solo el domingo al Salón de la Fama. Ingresó con todo un país donde el
béisbol es la religión oficial.
“Quiero que
ustedes de aquí en adelante no vean al Pedro Martínez que consiguió los números,
no quiero que vean al Pedro Martínez que entró al Salón de la Fama”, dijo
Martínez. “Quiero que me vean como una señal de esperanza para un país
tercermundista, para Latinoamérica, alguien a quien pueden admirar y que se
puedan sentir cómodos diciendo, ‘estoy orgulloso de ti”’.
“Este es un gran
sitio para nosotros decir, ‘queremos una República Dominicana más digna, una
República Dominicana más comprometida”’.
Vestido con un
saco azul con los escudos de República Dominicana y Estados Unidos en cada
hombro, Martínez empezó su discurso en inglés con agradecimientos a compañeros,
entrenadores, amigos, familiares y especialmente a su hermano Ramón, otro ex
lanzador de Grandes Ligas y a quien catalogó como un “segundo padre”.
La exaltación de
Martínez fue como pocas vistas anteriormente en Cooperstown. Miles de
dominicanos viajaron desde la isla caribeña, Nueva York y Massachusetts para
llenar de música y color el ambiente de este pequeño pueblo. Después de hablar
en inglés, el ex pelotero de 43 años cambió a español para dirigirse a sus
fieles seguidores, que llevaban horas bajo el sol esperando por ver al que
conocen simplemente como “Pedro”.
“Yo me siento
hoy más que orgulloso y comprometido con todos ustedes, me siento muy
agradecido con Dios por darme la oportunidad de representarlos, de
representarlos con dignidad”, expresó. “Yo quiero que todo dominicano, todo
latino vea que nosotros estamos preparando un espacio para los que van a venir,
para la futura generación”.
“Nosotros los
dominicanos no hemos tenido este chance muy a menudo. Este es el chance para
nosotros dar gracia a Dios por lo que tenemos, por lo que seremos, por lo que
conseguiremos”.
Martínez,
ganador de tres premios Cy Young (1997, 99-00) es apenas el segundo dominicano
en Cooperstown después de Marichal, exaltado en 1983.
En medio de la
algarabía, Martínez no dejó pasar la oportunidad para sacarse la espina de
2002, año en el que terminó segundo en la votación al Cy Young de la Liga
Americana. Esa temporada, el derecho tuvo marca de 20-4 y fue líder de la Liga
Americana en porcentaje de triunfos (.833), efectividad (2.26) y ponches (239)
en 199.1 innings.
El premio fue
otorgado a Barry Zito, pitcher de los Atléticos de Oakland que sólo lo superaba
en victorias (23) e innings lanzados (229.1).
“En 2002 no me
dieron el Cy Young supuestamente porque me perdí una salida”, recordó, en
referencia a la última apertura de esa temporada que Martínez no realizó. Dijo
que prefirió cederle su turno en la rotación al novato Josh Hancock en honor a
su hermano menor Jesús, quien al igual que Pedro y Ramón fue lanzador pero no
llegó a las mayores.
“Jesús no está
en los libros de récords porque la organización con la que jugaba no le dio esa
oportunidad”, dijo. “Esa fue la razón principal por la que le di esa salida a
Josh Hancock”.
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