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¿Qué esperar de los próximos cuatro años?


El gran desafío que tendrá el presidente Luis Abinader en su segundo mandato será evitar rezago, el aumento de la corrupción y, en sentido general, la falta de impulso de que suelen adolecer y ser parte los mandatarios reelectos no solo en República Dominicana, sino en el mundo.

Sin embargo, la gran oportunidad que tiene es que cuenta con un equipo preparado y experimentado que luego de sus primeros cuatro años, tendrá la posibilidad de maximizar el rendimiento del aparato gubernamental bajo esas premisas.

Para el presidente Abinader y su Partido Revolucionario Moderno (PRM), este cuatrienio será una gran oportunidad y también un gran desafío. Contando con una abrumadora mayoría en ambas cámaras del Congreso Nacional, la pregunta será: ¿podrán gobernar y hacer la labor legislativa sin desconsiderar a la oposición y a la retroalimentación de la sociedad? La historia ha demostrado que los votantes suelen castigar a los partidos que, gozando de una amplia mayoría, desconocen de la voluntad popular al gobernar.

En este sentido, el mismo Presidente ha indicado su deseo de ser un líder de la “transformación” de República Dominicana, impulsando reformas necesarias para mejorar la arquitectura legal del país y sembrar las semillas para que el desarrollo de la nación continúe. Pero consensuar y luego implementar reformas de índole constitucional, fiscal y laboral -que son las tres que ya han empezado a correr, y esperándose aún otras- será una labor titánica y que requiere de todo el aparato gubernamental coordinado en este sentido.

Por igual, la historia política humana también ha sido clara en su tendencia de que mientras más perduran los mandatos, se aumentan las condiciones negativas de éstos. Quizás eso tiene que ver con el hecho de que los mismos funcionarios ya se sienten “cómodos” en sus funciones; pero las instancias de corrupción administrativa, ineficiencia y un sentido general de rezago han caracterizado los segundos cuatrienios de los últimos dos presidentes dominicanos. Será un desafío evitar este destino de parte del presidente Abinader.

En cambio, también hay razones y motivos por estar esperanzados. Si el Presidente y el PRM deciden usar su mayoría congresual para hacer un verdadero esfuerzo por consenso y mejorar el marco regulatorio de problemas de larga data que aquejan a nuestro país, dejarán un importante legado al país y a las futuras generaciones políticas. Existe un sentir de que Abinader aspira a ser un presidente que transforme a la República Dominicana, sentando las bases para que llegue a ser un país de “primer mundo”.

Igualmente, se pudiera decir que el hecho de que la alta mayoría de su gabinete y altos funcionarios repiten en sus cargos o fueron colocados en otros puestos contiguos a sus antiguas funciones, es una señal de que se continuará una labor de mejora continua de los servicios del Estado.

Aunque no deja de ser un gran reto que esos funcionarios -y el Gobierno en sentido general- tendrán muchas exigencias y deberán demostrar, ahora, que la experiencia adquirida durante el primer cuatrienio puede ser puesta en ejecución entre 2024 y 2028. Los segundos mandatos definen los legados presidenciales; ¿cuál será el de Abinader?

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