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¿400 metas o 400 consejos?




Al término del 46 Consejo de Gobierno, celebrado en Palacio, el ministro de la Presidencia, José Ignacio Paliza –conjuntamente con el viceministro Luis Madera– informó sobre los aspectos tratados, a la vez que comunicó 12 metas priorizadas por el gobierno para el período 2024-2028, indicando que habían sido seleccionadas dentro del universo de 400 metas asumidas para encauzar a República Dominicana en el camino del desarrollo, de cara a 2036.

Entre la forma y el fondo, queda la duda de la naturaleza del anuncio; el fin perseguido con informar algo a medias; con señalar con palabras lo que el rigor demanda que sea por escrito. Y es que al término del citado Consejo, más allá de señalar escuetamente 12 metas a manera declarativa, no se indicaron cuáles serán las 388 restantes, y, sobre todo, el plan para lograrlas.

A siete días del anuncio, las páginas y cuentas de redes sociales del gobierno aún no han publicado el plan para 2024-2028… porque se asume que hay un plan; porque no se puede hablar de 400 metas –ni de 12 priorizadas– en ausencia de un documento maestro que establezca objetivos, acciones, metas, indicadores, línea base y resultados esperados. Las metas constituyen el fin hacia el cual se dirigen todas las acciones desplegadas en un proceso. Metas implican planes, proyectos, acciones, presupuestos… y eso no se compensa con una rueda de prensa, sino con la presentación del plan en sí mismo… del documento.

Plantear la realización de 400 metas (que nadie conoce) supone que en algún momento fue realizado un ejercicio integral de planificación estratégica en todo el Estado dominicano, y que en el mismo participaron cabezas y responsables de todas las instituciones vinculadas a las mismas. Por su naturaleza, estos procesos son públicos, conocidos, contradictorios y obedecen a la realidad material con que se cuenta en términos técnicos, humanos y financieros.

La consecución de metas en una sociedad democrática con alternancia política no se da sobre la base de declaraciones maximalistas; la era de los Planes Quinquenales pasó; ningún presidente puede elevar la esperanza de vida o disminuir la pobreza con un decreto. Para ello se requiere previamente de un proceso reglado y discutido que ni siquiera a lo interno del Consejo de Ministros se agotó.

Un PowerPoint no es el documento de planificación estratégica correspondiente a un cuatrienio. Si finalmente algún día las 400 metas aparecen por escrito, tendrán también que indicar las fuentes de financiamiento en los planes plurianuales y en cada presupuesto; responder no sólo el “qué”, también el “cómo”, “cuánto”, “quién”, “dónde”. Lo contrario sería un anuncio más; otro en la larga lista de anuncios que sólo sirven para generar titulares sin importar si son ciertos o posibles; para generar likes, views, retweet o comentarios. Esos anuncios que viven brevemente hasta que los mata otro.

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