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El lado oscuro de la fuerza




Que Abinader sacara 57.44% en mayo no era tan sorprendente como que Leonel sacara 28.85%. Lo primero era predecible, pues el presidente tenĂ­a buen desempeño, baja tasa de rechazo y buscaba la reelecciĂ³n con un partido unificado; no asĂ­ el candidato de un partido nuevo que cuatro años antes habĂ­a logrado 8.9%.

A Abinader le toca gobernar bien, arbitrar su relevo y garantizar su legado, nada mĂ¡s; a Leonel, el resultado electoral le obliga a organizar un partido opositor, promover su crecimiento y crear los fundamentos que le permitan regresar al poder.

El pecado original de la Fuerza del Pueblo es la naturaleza de su origen. Lejos de nacer como idea original, lo hizo como copia de una idea gastada; la del liderazgo mesiĂ¡nico que cree que con sĂ³lo tocar la roca brotarĂ¡ el agua; la de seguidores que siguen al lĂ­der porque asumen que sĂ³lo Ă©l sabe el camino.

Leonel es un polĂ­tico fuera de serie que ha sabido renacer de sus cenizas mĂ¡s de una vez sobre la base de su pensamiento, persistencia, formaciĂ³n… pero tambiĂ©n algo de suerte y contexto; porque el hombre es Ă©l –segĂºn Ortega– y sus circunstancias; y el desafĂ­o entonces no serĂ¡ volver, sino saber hacerlo. Su remontada electoral entre octubre de 2019 y mayo de 2024 constituye una epopeya admirable, pero lograr el poder en 2028 supondrĂ¡ no dejarle todo al mesianismo y apostar mĂ¡s al partidismo; de ahĂ­ que el Segundo Congreso Nacional y Primer Congreso Ordinario “Dr.

 Franklin Almeyda Rancier” constituya una oportunidad, no sĂ³lo para reafirmar la identidad de la organizaciĂ³n, establecer lĂ­neas partidarias y programĂ¡ticas; tambiĂ©n para que toda la dirigencia sea validada por las bases, desde el presidente hacia abajo.

En el papel, bien; en los hechos, quienes le acompañaron en la salida del PLD y cruzaron el SinaĂ­ electoral que los llevĂ³ a la tierra prometida de ser la segunda fuerza polĂ­tica, ahora deberĂ¡n homologar sus cargos –ejercidos a dedo desde 2019– sometiĂ©ndose al albur de las urnas.

Leonel se sabe Ăºnico aunque las encuestas digan lo contrario y apuesta al desgaste del 2028 como lo hizo cuando HipĂ³lito. La pirĂ¡mide poblacional cambiĂ³ y las preferencias y prioridades del electorado tambiĂ©n, pero a Leonel le basta saber que a cuatro años tiene casi 30%, y entiende que sĂ³lo se debe al destino… para bien y para mal.

En cuanto a los dirigentes que le siguen, la lealtad al lĂ­der no serĂ¡ suficiente para seguir ejerciendo cargos y funciones, administrar recursos de la JCE e imponer candidaturas. 

El desafĂ­o es si el congreso serĂ¡ real o cosmĂ©tico; si serĂ¡ un trĂ¡mite manipulable donde el status quo podrĂ¡ maniobrar y reafirmarse; se convertirĂ¡ en una verdadera oportunidad en donde los liderazgos puedan validarse; o si el lĂ­der recurrirĂ¡ al viejo truco de ampliar organismos para evitar contradicciones y fracturas… QuiĂ©n sabe.

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