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Lulú y sus 80




Nuestra Lourdes Contreras Pérez, nuestra querida Lulú, cumple este 13 de enero 80 años de vida y no parece. Es difícil de creer. Es muy joven todavía y su belleza física y espiritual, como su amor por sus seres queridos y por la humanidad oprimida, no cesa de crecer.

Lulú es de las feministas-socialistas, de las militantes comunistas, de las madres, maestras y esposas abnegadas… de los seres humanos amorosos y bondadosos, que jamás desistirán de actuar para tomar el cielo por asalto y convertir la utopía de la felicidad colectiva en sueño realizable.

Lourdes no es la “Mujer Maravilla”, pero sí una mujer maravillosa. Se lo digo como testigo excepcional de sus amores, de aquellos que implican ser hija, hermana, madre, abuela, suegra, estudiante, maestra, camarada, amiga y compañera; y, en mi caso, novia eterna. Testigo, en fin. de sus amores de todos los colores y bondades.

Hace 61 años, el amor y la lucha por la libertad y el socialismo nos acercaron y juntos hemos permanecido en esta unión de largo alcance e incontables satisfacciones. Juntos nos proyectamos sublimemente en tres: Pavel Ernesto, Narciso Rafael y Ricardo; y juntos, siempre cabalgando sobre el amor y la lucha, hemos visto los tiernos frutos de sus respectivos amores: Narciso Isaac, Isabella, Camila, Mía y Zoe: la nietada que nos colma de cariño.

Nunca hubo espacio para el desencuentro…Ni las distancias forzadas pudieron separarnos. Siempre atraídos por el amor sin desamores y por grandes ideales redentores. Todas las rebeldías, las insumisiones y las liberaciones, entrelazadas con esos amores, nos convirtieron en seres inseparables y felices.

Lulú ha dedicado especial talento y pasión liberadora a la hermosa y crucial rebeldía femenina. Ambos, enfrentados al acecho de las balas asesinas, a la persecución tenaz, a la cárcel arbitraria, al exilio agobiante, a dolor de los camaradas asesinados, a las desgarradoras pérdidas de nuestros progenitores/as, supimos convertir las penas en orgullo y las heridas en dulces recuerdos.

Entre apasionados combates y besos ardientes, opresión de género y opresión de clase como blancos de ataques fundamentales… entre clandestinajes angustiosos y cálidos encuentros furtivos o normales… entre períodos de paz y momentos peligrosos, entre el orgullo de no rendirnos y la dolorosa postergación de ideales compartidos, entre las tristezas pasajeras y el permanente batallar por la felicidad y la alegría; apoyándonos mutuamente, estudiando, luchando y disfrutado del cariño y el apoyo de nuestros seres queridos y nuestro solidarios camaradas, crecimos, nos complementamos y nos abrazamos sin retrocesos, para jamás renunciar a esta manera de conquistar la felicidad.

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