Como en el golf…
En la política, los negocios y los deportes las reglas deben cumplirse para triunfar. Ayuda un espíritu competitivo y aspirar a la excelencia. Casi siempre hay algún contrario a quien vencer, sea ajedrez, béisbol, boxeo o dominó. En el golf, que se juega solo o acompañado, el deportista busca mejorar su propio desempeño. Hacer trampa no mejora nada ni engaña a nadie mas que a sí mismo. Otra vez recordé esto al pensar que, tras su excelente desempeño del anterior cuatrienio, el presidente Abinader necesita concentrarse en dos o tres problemas cuya solución será su legado. El remezón del gabinete, mas que atacar desaciertos de funcionarios, incorporó un nuevo ministro de Trabajo pero dejó en sus puestos al fallido zar eléctrico y otros de igual pobre desempeño. Hay gratas métricas económicas sobre crecimiento, baja de la inflación, estabilidad y buenas perspectivas para 2025. Abinader controla el Congreso, los municipios y el Poder Judicial, aparte de disfrutar un gran reconocimiento internacional. Pero apenas quedan tres años para forjar ese legado, ahora en una muy fluida, distinta e incierta realidad mundial. Si gobernar fuera un deporte, Luis ha salido mejor que antecesores y los demás líderes regionales. Lo que falta ahora es que se supere a sí mismo, consolidando un legado que evite que su PRM vuelva a la oposición en 2028. La gobernabilidad asediada por una opinión pública arisca no mejora sólo con enormes e ineficaces gastos (no inversión) en publicidad, relaciones públicas y otras artes o mañas de comunicología. Los sesgos cognitivos no se vencen racionalmente, pues se basan en sentimientos y emociones. Los retos del nuevo ambiente internacional quizás ofrecen mas oportunidades que difíciles retos, como los campos de golf que Trump quiere hacer en Gaza.
No hay comentarios