¡Cómo nos engañan, como si fuéramos aún indios!
Con Irma aprendimos mucho; al menos supimos que lo mediático se impuso y que el miedo, basado en la mentira, logró su objetivo.
El fenómeno, desde antes de aproximarse a Puerto Rico, no significaba peligro de huracán para República Dominicana, y, aunque las autoridades dominicanas lo sabían, se nos hizo creer que sus vientos azotarían gran parte del territorio nacional, cuando era todo lo contrario, pues subía más hacia el Atlántico.
¡Hubo lugares que no cayó una gota de lluvia!
Los alertas roja metieron tanto miedo, y para lograr ese efecto arroparon de rojo casi por completo el mapa de la geografía nacional.
Donde pudo habernos afectado más era en la parte nordeste del territorio, como bien afectó, pero esto podía advertirse con un aleta amarillo y no con tanto ruido, lo que no se hizo para mantener el miedo con el alerta roja.
Irma siempre se mantuvo a 50 millas de nuestras costas, como son las comprendidas entre Samaná y Manzanillo. Nunca, jamás, desde un dia antes de pasar muy lejos de Puerto Rico, el huracán se aproximó a nuestras costas.
Lo más cerca que estuvo fue a 50 millas de Puerto Plata, pero era menester mantener el miedo entre los dominicanos que todo lo cogemos como una chercha, y más cuando de ocio, ron y guacherna se trata.
Tan evidente se hizo la estrategia del miedo que se aplicó, que mientras los vientos de tormenta derribaban casuchas en Nagua, Puerto Plata y Samaná, en horas de la tarde de ayer jueves, a esa misma hora el Centro de Operaciones de Emergencias (COE).
descontinuaba el aviso de huracán para varias provincias, incluyendo el Gran Santo Domingo.
Irma nunca constituyó peligro para República Dominicana, pero metiéndonos miedo con las bocinas y las mentiras nos olvidábamos de la problemática cotidiana, aun fuera dándonos ron o enviándonos a casa para que vaciáramos los anaqueles de los supermercados, como al efecto se hizo.
¡Bárbaros, hasta metiendo miedo no pierden una! Y lo grande del caso, ¡ahora dicen que fue un éxito el operativo!
¡Cómo nos engañan, como si fuéramos aún indios!
(Tony Pina)
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