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No confundamos la toalla con las matemáticas




No hay que ser tan gráficos para recordar algunas frases y quizás vale más dejar al recuerdo o a la imaginación popular agregar esta parte del contenido o re expresar su significado con otra sinónima que reza: no confundas la leche con la magnesia.

Y es que parece que estamos a punto de cometer un suicidio colectivo en la nación dominicana con el tema migratorio, precisamente al confundir el sentimiento latinoamericano que proviene de una cultura arraigada por décadas, relacionada con el sueño americano y la lucha perenne que mantenemos en la isla, desde el mismo 27 de febrero de 1844.


Un oficial de migración conduce a un indocumentado en la frontera de México. AFP

Es decir, que se puede producir un dilema ético en la mente de algunos que confundimos estos temas, y que como tanta gente conocida y querida ha vivido en los Estados Unidos, y pertenecen a esa denominada diáspora, ahora con el desafío de Donald Trump y el inicio inmediato de redadas contra toda América latina con fines de deportación, asumamos nosotros el mismo sentir, y entonces lleguemos a sentirnos culpables, por las urgentes deportaciones que deben proseguir de quienes ya han invadido tanto, que no existe municipio en el país donde no se perciba en grandes cantidades, la presencia de invasores.

Pero también hay un punto al cual tiene derecho cada país y es la de establecer las leyes y regímenes migratorios y en su soberanía, decidir sobre deportaciones al país de origen guiándose siempre por el interés nacional.

En el caso norteamericano, no solo se trata de la economía más poderosa del mundo, sino que además, la gran mayoría de sus inmigrantes, fueron a esta tierra a trabajar y si han conseguido trabajo, es porque las empresas norteamericanas, los negocios de todo tipo y tamaño, han requerido sus servicios.

Sin embargo, también hay muchos casos de inmigrantes que se refugian en los Estados Unidos, para recibir de ellos la ayuda humanitaria y en adición una serie de servicios que encarecen su presupuesto nacional.

Sin embargo la decisión de Trump relacionada con las deportaciones masivas, ha puesto a temblar a toda Latinoamérica y esto debido fundamentalmente al impacto que tienen las remesas hacia los países de origen.

Exceptuando el caso de México que hace frontera con estados unidos y que además tienen una historia territorial común, y una lucha histórica sobre una gran parte de territorio que por muchos años pertenecieron a México, los demás países de Latinoamérica solo tienen un solo ingrediente que es el de la sobrevivencia.

En la última semana, tanto el gobierno de México como el colombiano el brasileiro, rechazaron dos aviones que intentaban aterrizar en sus países, transportando deportados desde los estados unidos.

En el caso colombiano, de inmediato el gobierno norteamericano impuso sanciones drásticas, que seguramente minara su desempeño económico, aunque al pasar algunas horas llegaron a un acuerdo.

En el día de ayer, escuchamos al presidente Gustavo Petro referirse abiertamente al tema de la raza, haciendo énfasis en varios momentos en su alocución al país, del pueblo haitiano y su independencia en América, al derrotar la esclavitud.

En varios momentos Petro se refirió a los países de Latinoamérica, pero no mencionó a la República Dominicana, a pesar de haberse comunicado antes de llegar a Haití, con la vicepresidente dominicana Raquel Peña.

Habíamos hecho una relación de esta visita, al tema del famoso alijo de drogas de las casi 10 toneladas detectadas en el puerto multimodal Caucedo. Y como a raíz de la visita del presidente dominicano Luis Abinader a los Estados Unidos, el presidente Gustavo Petro anunciaba, que esa droga procedía de Colombia, sirviendo de ramo de olivo excelente al presidente dominicano.

Sin embargo, luego de este anuncio, se produce la visita a Haití y al regresar a su país, Petro se proyecta hasta correlacionando la bandera nacional de Colombia con Haití.

Ahora resulta, que no solo Venezuela y Maduro están a una con los países que Joaquín Balaguer denominó los amigos de Haití y que promueven abiertamente la Fusión de la Isla, sino que también Colombia se suma a dar la espalda al interés nacional de los dominicanos.

No podemos confundir la leche con la magnesia, y jamás confundir la toalla con las matemáticas.

La gobernadora de Puerto Rico, como todo político experto de decir, yo no dije digo dije Diego, contradice su decir en función de no deportar dominicanos y ha comenzado a exhibir públicamente, redadas que vienen haciéndose en la isla del encanto precisamente de dominicanos.

En el caso de Puerto Rico y Dominicana, se da prácticamente lo mismo que entre México y los Estados Unidos. Pero en mucho menos cantidad de la que se da entre Haití y República Dominicana.

Un denominador común en todos los casos, es la capacidad que tienen los migrantes de realizar trabajos a mejores precios, lo que siempre es una oportunidad para mejorar la productividad del contratante.

Hasta que llega un momento que el grado de especialización que se tiene en un tipo de trabajo es tal, que los servicios prestados son muy bien pagados, como es el caso de los obreros de la construcción en la nación dominicana.

Al parecer lo que luce ser una medida que cualquier país tomaría para proteger a sus ciudadanos, se ha convertido en un terremoto, donde múltiples rayas de Pizarro comienzan a dibujarse, al caerse las caretas de muchos, que supuestamente habían mostrado amistad hacia la nación dominicana.

Si antes de Donald Trump nuestro país estaba en gran peligro, ahora podría estarlo mucho mas, pues la presión latinoamericana podría aislarnos de la región, y traer consecuencias graves a nuestra economía y hasta propender a deteriorar nuestro clima de negocios.

La economía dominicana podría resentirse, si la medida de no permitir remesas de indocumentados alcanza a tener un porcentaje importante. También podríamos estar amenazados, si se implementan medidas locales para nuevos asentamientos de refugiados y un nuevo plan de regularización.

Lamentablemente, por la plata baila el mono, y los mismos otrora radicales en las posiciones nacionalistas, ahora callan, pues la presión de países hermanos y los propios dominicanos en la diáspora, comienzan a tener ceguera, al caerle su propia saliva en la cara.

Sin olvidar que las medidas anunciadas para deportar de un grupo de países incluye a Haiti, además de congelar los planes de ayuda y bloquear a refugiados. Todo esto, implicará una mayor presión para la nación dominicana.

Ojala que el espíritu anexionista de Santana, no merodee los pasillos de palacio, y que en su lugar, vibre el corazón duartiano con su frase indeleble: somos un país libre e independiente aunque se hunda la isla.

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